El mercurio es extremadamente tóxico para el sistema inmunológico y las funciones de todo nuestro organismo. El mercurio de la dentadura se disemina por los riñones, hígado, sistema nervioso central, etc. Y puede ser la causa de numerosas enfermedades y síntomas tan variados como alergias, urticarias, gastritis, colitis, dolores articulares, contracturas, migrañas, candidiasis, fatiga, astenia, agotamiento, depresión, entre otros.
Una alergia, es una saturación del sistema de defensa, que se ve reflejado en la piel, mucosas etc. Se debe trabajar con los alérgenos responsables, pero el éxito no será completo sino limpiamos el mesénquima y no eliminamos los campos interferentes. Las amalgamas de mercurio son una de las más grandes interferencias y si estas no son tratadas los resultados en el tratamiento de la alergia o de cualquier otra patología no van a ser tan satisfactorios.
La intoxicación crónica de amalgama puede ser también una causa frecuente de infertilidad.
Los síntomas no aparecen inmediatamente ni en los días sucesivos a la colocación de la amalgama, pero lo que si va ocurriendo es que el estrés químico es tan fuerte y tan duradero que el organismo va a ver afectado su sistema de defensa.
Los síntomas no aparecen inmediatamente ni en los días sucesivos a la colocación de la amalgama, pero lo que si va ocurriendo es que el estrés químico es tan fuerte y tan duradero que el organismo va a ver afectado su sistema de defensa.
De esta manera, por ejemplo, los jugos gástricos pueden reaccionar en cloruro demercurio, lo que causará una destrucción de las bacterias intestinales, dando como consecuencia una invasión de hongos, cándidas y otras micosis.
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